sábado, 15 de febrero de 2014

  Nunca me ha gustado decir "adiós" y sobretodo reconocer que hay cosas que se van y nunca vuelven. Como cuando ves una foto antigua, en la que estás feliz. Estás rodeada de gente que tal vez en tu presente no significa nada, pero ahí, en tu pasado, eran las personas con las que compartías experiencias, miedos, risas, días, lluvias y alegrías. Te miras y te ves feliz, y no entiendes porque todo ha cambiado tan rápidamente. Hemos crecido, cambiado, madurado, evolucionado, llámenlo como quieran, pero sigo preguntándome porque ahora nos cuesta tanto reconocer que continuamos necesitándonos. Imagínense por un momento que seria si la vida fuese un poquito mas fácil, que seria si alguien al echarnos de menos no se lo guardaría adentro sino que cogería y nos escribiría un mensaje. Qué seria si fuésemos sinceros, si no camuflásemos nuestros sentimientos.

  A veces me gustaría volver atrás, volvernos atrás, regresar a los días en los que fuimos felices. Me gustaría hablar con la antigua yo, y no precisamente para darle lecciones o reprocharle algo. Con cada año es como si nos añadiésemos capas de camuflaje y mascaras que ocultan nuestra verdadera esencia. En cambio esos pequeños sonrientes nosotros de la foto éramos naturales, felices y sinceros. Éramos verdaderos.

  No sé como expresar todo lo que siento ahora mismo en este texto. No es nostalgia, no. Son ganas de no perdernos, de no olvidar nunca quien realmente soy y de donde vengo. Quienes estuvieron a mi lado y aportaron su pequeño grano de arena, bueno o malo, convirtiéndome en quien soy ahora. Me gusta mirar de vez en cuando nuestras fotos viejas, reírme de los vídeos tontos y leer conversaciones ya olvidadas. Hay cosas que hay que conservar porque nos recuerdan a quienes fuimos en su momento, porque huelen a experiencias, constituyen los mejores recuerdos y nos hacen ser como somos ahora.

5 comentarios:

  1. Me siento muy identificada con este texto y aunque tienes razón y hay cosas que hay que conservar yo suelo quemarlas. Y cuando digo quemarlas me refiero a quemarlas de verdad como si eso fuera a aliviar mi trsiteza. Estupido.
    Pero bueno a lo que iba, precioso.

    ResponderEliminar
  2. Son ganas de no dejar de ser quien eres, no perder esa esencia.
    Un texto con el que me siento totalmente identificada, aunque hay veces que es mejor dejarlo ir.
    Un beso y muy buen fin de semana,

    http://mariluzgarzo.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar
  3. ¡Me encanta cómo escribes! Compartiré contigo una cosa que me pasó hace algunos días y algo está relacionada con lo que posteaste. Hace un par de semanas salí con un amigo y comentábamos cosas graciosas que rozaban lo absurdo que nos habían ocurrido con el sexo opuesto, cuando ya no podíamos llorar más de la risa recordé algo bastante extraño que me pasó en mi anterior ciudad: estaba caminando cojeando por la calle cuando se acerca un chico (asistía conmigo a la pre universidad conmigo, solo lo ubicaba de vista), me dijo que me veía muy adolorida y qué tal si me cargaba hasta que encontrara un taxi. No sé qué paso por mi cabeza en ese instante, pero me cargó como novia algo de cinco cuadras, CINCO CUADRAS. Es algo tan extraño, tan raro y aún así no es algo que acuda a mi mente cuando piense en experiencias bizarras... Se siente tan extraño recordar cosas que uno piensa inolvidables, cuando lo haces te aterra imaginar otras cosas que también hayan caído en el olvido.

    ResponderEliminar
  4. dicen que los cambios son buenos, dicen.

    ResponderEliminar
  5. Hace tanto que no me identificaba tanto con un texto.
    Escribes de maravilla, te sigo y millones de besos ^^

    ResponderEliminar