domingo, 22 de julio de 2012

Dificil tirando a imposible

Cuantas veces se convenció a si misma de que le había olvidado, de que ahora, por fin, todo estaba superado y su vida empezaba con una hoja en blanco, de nuevo. Y era extraño. Pero aun hoy, después de tanto tiempo sentía un escalofrío recorrer todo su cuerpo cuando escuchaba su nombre. Podía ser una absurda coincidencia; en el metro un día cualquiera, en el mercadillo los domingos por la mañana, en la feria del pueblo, en el kiosko de la esquina de su calle, donde sea, cuando sea... Pero cada vez que oía su nombre, su corazón, literalmente, se paralizaba por unas milésimas de segundos. Aunque se juro a si misma mil y una vez de que era fuerte, de que podría con esto y con mucho mas, cada vez le parecía mas difícil cumplir esa promesa. Le encantaría poder darle una orden a su cabeza para que dejara de evocar momentos y recuerdos del pasado y otra a su corazón para que se congelara y no sintiera de ese modo, pero eran cosas imposibles. Todo el auto control y las barreras que había ido formándose a si misma durante tanto tiempo eran destruidos con una sola palabra, un solo nombre, su nombre. 


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